lunes, 28 de noviembre de 2016

Capítulo 3, un pelapatatas, un dolor de cabeza y un cuadrado

-          Minervo, ¿Dónde estabas? Llevo buscándote todo el rato, hay que hacer la cena y solo somos dos…
-          Lo siento don Clariscón, pero tú mismo me habías ordenado que subiese a elegir habitación, aunque la verdad… no me lo has puesto muy difícil. ¿Y que problema hay con la cena si para cenar solo somos dos también?
-          El problema no es cuantos seamos sino cuanto hay que cocinar y como hay que hacerlo porque yo Minervo, no me conformo con cualquier cosa. Aun así soy de gustos sencillos ¿Has oído alguna vez eso de que empezando por las cosas más difíciles acaban siendo todas más fáciles?
En esos momentos no me estaba gustando nada lo que me estaba diciendo, después de lo que había visto al llegar a la casa ya me podía esperar cualquier cosa. Decidí salir de dudas y para no alargar demasiado este silencio en el que estaba hablando con vosotros, le pregunté:
-          ¿Qué hay de cenar? No creo que sea difícil cocinar, llevo cocinando solo toda la vida y nunca he tenido problemas mayores que unas quemaditas con el aceite hirviendo.
-          Hoy había pensado en hacer unas pizzas que trajo ayer Carlos de la nevera…
-          Como que ayer de la nevera
-          Si, que ayer las saco de la nevera ¿algún problema?
-          Se habrán puesto malas…
-          Ay Carlos, Carlos, se nota mucho que eres nuevo por aquí. Si quieres adaptarte a villa vistas tienes que pensar como nosotros y vivir nuestra filosofía, la de los refranes. Alguna vez habrás escuchado aquello de: “el que no arriesga no gana”. Pues bien estoy seguro de que sí y también puedo estar seguro de que nunca te ha gustado ser un perdedor…
-          En mi casa siempre se ha dicho eso de que lo primero es la salud- interrumpió- por eso me choca lo que estás diciendo.
-          No sé por qué te debe de chocar, si es lo más normal del mundo. Teníais una forma un poco extraña de ver la vida. Por cierto, antes ¿por qué has estado tanto tiempo callado? Por un momento había pensado que te había dado algo.
-          Ah nada nada, no te preocupes. Estaba en mi onda
-          ¿Honda? ¿te has comprado un coche?
-          Pongamos las pizzas
Bueno ya puedo hablaros tranquilo, lo siento, pero es lo que tiene tener solo una voz. Pero que os voy a decir que no hayáis oído ya... bueno algo hay ¿recordáis a Carlos, el mayordomo que estaba dándose golpes a la cabeza porque según Clariscón iba a colgar un cuadro? Pues efectivamente, ya ha colgado ese cuadro y ¿a que no sabéis que es? pues simplemente un cuadrado de cristal o también llamado vitrina, la diferencia es que dentro no hay nada.
-          ¡Minervo! ¡Minervo! Venga rápido.
me reclaman, luego os cuento que necesidad requiere tanta urgencia.
-          Ya estoy aquí don Clariscón ¿Qué le ocurre?
-          Es que no lo ve ¡ayúdame a salir!
-          Que hace con la cabeza dentro del horno, ¿cómo ha acabado hay dentro?
-          Solo quería comprobar que el horno funcionaba y no he encontrado mejor forma. Ahora cállese y tráigame un poco de hielo, que en las películas he visto que siempre se lo ponen en la cabeza, y entre el dolor de cabeza que me ha entrado y el calor que tengo seguro que mato dos pájaros de un tiro.
-          Ya, pero eso se lo ponen cuando se dan un golpe
No necesitó más de un segundo para inmediatamente coger una especie de florero para golpearse la cabeza, afortunadamente no se rompió, afortunadamente. Al instante acudí a llamar a Carlos puesto que el seguro que sabría encontrar mejor que yo el hielo…
-          Minervo, di algo ¿vas a hacer algo? ¿Dónde estás?
-          Estoy buscando a Carlos, deme un segundo.

Al fin le encontré, estaba en el baño afeitándose una barba de tres días, pero… si pensaba que lo había visto todo, me equivocaba. Se estaba afeitando sí, pero no con una cuchilla normal sino más bien con un pelapatatas, no sé ni cómo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Al igual que vivimos en un país donde la libertad de opinión esta permitida, puedes comentar con toda libertad.