jueves, 4 de febrero de 2016

Capítulo 7, Alegría ¡Que nombre tan bonito tienes!

Aunque fuera una derrota a dia de hoy se puede decir que por perder, perdió el tiempo y por el contrario, ganar, ganó un amigo de guerra: un hermano de sangre.
La guerra ya habia acabado, y llegó la paz.
Por fin comenzaba a ser libre. Por fin se convenció de que vivir, solo se vive una vez; que el presente es lo importante y que no merecía la pena dar algo sin recibir nada a cambio.
En ese momento dejó de vivir para sus opuestos y comenzó a vivir  para sus semejantes o lo que es lo mismo: empezó a invertir tiempo en todos aquellos que le aceptaban tal y como era sin querer cambiar su locura. Comenzo a vivir.
El invierno empezaba a clarear. Él ya no tenía tanto frio pero seguía estando arropado. Las heladas paraban y todo comenzaba a circular sin resbalones. Por fin abandonó la esclavitud de la que moría y comenzó a vivir de la alegría de ser libre.
"(...) De esta guerra a la que llamo vida y de estas batallas que se convierten en mi día a día, he aprendido a luchar por mi, por lo que quiero y por los que quiero; he aprendido que caminar solo no llega a ningún sitio si no tienes a alguien que te guíe, que te ponga el freno o la zancadilla y que te eche una mano.
Aprendí que había que luchar y que mi vida no se la merecían mis opuestos, sino mis semejantes."
Amigos de guerra, hermanos de sangre. Mi famoso anonimato

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